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nn o a opina pr A y a o IA A ci an IR III as o A A A nan 140 VILA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS introducida en ausencia de la Sierva de Dios, que en aquella temporada se retiró a Barcelona. Así lo dice el Eminentísimo biógrafo de la Madre Joaquina, el Cardenal Sanz y Forés. «Cuando reservadamente se trataba la re- visión, manifestó la Madre a dos Hermanas de las más antiguas que iba a modificarse el gobierno del Instituto con el nombramiento de un director que sería Superior General». Súpolo ella en la oración y se lo manifestaba para prevenirlas y tranquilizarlas. Ellas, dejándose levar de su natural viveza, le repusieron que no admitirían otra dirección que la suya; pero la Madre respondió severa- mente diciéndoles: « Hijas, ríndanse y obedezcan, que quien obedece siempre obra bien »; añadiendo para con- solarlas : « por lo demás, estén tranquilas, con el tiempo las cosas volverán a su primitivo estado ». Ambas profe- cías se cumplieron a su sazón. El Prelado vicense se hizo cargo del Instituto y nombró luego Director General del mismo al Reverendo Padre Esteban Sala, sacerdote muy benemérito, que rehusó tres años después la dignidad epis- copal para que fué propuesto. Mas la Santa Sede anuló aquel acuerdo y restituyó las cosas a su ser normal, como diremos en el capítulo siguiente. Sin embargo, saltaba a la vista el inconveniente de que el Obispo de Vich man- dara a las Carmelitas en todas partes, aun fuera de su Diócesis; que tuviera a su cargo vigilar todas las Casas, y que el Director General, con sólo la autoridad delegada del Ordinario de Vich, visitara canónicamente a las Religiosas en otras Diócesis, por la única razón de tener ellas su Casa Madre en Vich. Es cosa inexplicable que estas anoma- lías, germen de posibles perturbaciones, no llamaran la atención del señor Casadevall, ni pesaran en su criterio más

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