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Ñ p E | ! A ARI 128 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS casa al Colegio ; cuando a pesar de esto llegaban al mismo, rompía los utensilios de labor, rasgaba las hojas de los libros de estudio de aquellas buenas niñas, haciéndoles pedazos las labores que cosían o bordaban, hasta tal extremo que el Obispo tuvo que enviar allá un sacerdote autorizado para leer los exorcismos que la Iglesia tiene para lanzar los demonios ; después de lo cual se dieron por vencidos y tuvieron que aguantar la guerra que las Carmelitas les hacían educando para Dios a las niñas. Así se lo anunció la Madre Joaquina, exhortándolas a ser constantes, « pues antes se cansaría el diablo que Dios por quien trabajaban ». En 1845 hízose fundación en Arbucias; y en 1846 en Balaguer y en las Borjas Blancas; en 1847 abrió la Madre un hermoso plantel de educación para niñas en Ribas, y llevó las Hermanas a los Hospitales de Olot y de Iguala- da, cumpliéndose después de catorce años largos para esta última ciudad la predicción del Padre Esteban cuando consoló a la Fundadora por las resistencias que imposi- bilitaron su establecimiento en ella al principio de su vocación. A todas estas fundaciones iba la Sierva de Dios siempre, como otra Teresa de Jesús, afrontando con santo valor y alegría todas las molestias de los caminos, que hacía montada en humilde jumentillo, y las mil dificultades y entorpecimientos que a última hora la suscitaban los enemigos. Y cuando todo estaba allanado, llamaba a sus religiosas, las acompañaba un tiempo prudencial y se volvía a la Casa Madre de Vich para cultivar con todo esmero su plantel querido, de donde tenía que proveer a las necesidades tan insistentemente expuestas a su celo y buen corazón.

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