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A VELAS DESPLEGADAS 127 / Joaquina, llamada por Dios y probada sobradamente para la obra en que estaba empeñada. Permitiólo Dios, sin duda, para poner a su Sierva cruces y tribulaciones en un camino que le parecía ya trillado, y en un momen- to en que el Instituto comenzaba a navegar viento en popa ; pero ella tuvo que soportar en la proa los vientos desfavorables, sacrificándose por cumplir con su deber. Una de las negativas que más le mortificaron fué la ter- minante que recibió del señor Vicario Capitular para usar en público el hábito religioso completo, como se lo había pedido, cuando se dió cuenta de que las pasiones políticas se hallaban en calma. Tuvo que esperar aún cuatro años para ver sus deseos cumplidos. * * ok Nuevas fundaciones. — Buena prueba del florecimiento del Instituto y del favor público de que gozaban las Re- ligiosas Carmelitas de la Caridad, cuando la Madre Joaquina empuñó las riendas del Gobierno y se propuso afirmarlo bien, fueron las fundaciones verificadas en los cuatro años después de su vuelta de Francia. A los dos meses de estar en Vich, tuvo que atender al llamamiento que el Municipio de San Juan de las Abadesas había hecho ya en vida del Padre Esteban, en 1828. Las Hermanas se encargaron del Hospital y de una escuela de niñas; y cuentan las cró- nicas el caso curioso de una probada obsesión diabólica con que el enemigo de las almas trató de impedir que las niñas de la población fueran al Colegio abierto por las Madres. Se propuso infundirles terror hostilizando a tres hermanitas con visiones horripilantes por el camino de su
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