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TATI = ” A A nt — — 120 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS ¿ Qué os parece ? ¿ Os atreveríais a presentarlas así afeadas y mordidas ?... Claro está que no: pues eso hace la Her- mana que se deja vencer por la pereza en las cosas de Dios; por poco que sea, se las da después en tan despreciable estado ». ara desarrollar en las novicias iniciativas propias y saber de qué eran capaces, «quería que se aprovechasen los recreos, donde la Maestra de Novicias hacía sentar a todas en derredor de una imagen de la Virgen del Carmen, y señalaba por turno a una de ellas para que explicara un tema: quería que el tema y su explicación «fueran es- pontáneos, y que saliesen de lo más íntimo del corazón de cada una ». Aun los juegos de los días festivos, en el criterio de aquella mujer admirable, debían producir una enseñanza gráfica y objetiva, que elevando el espí- ritu de las jóvenes las aficionara al trabajo y avivara en ellas el amor de Dios, la comprensión de sus misterios y el celo por su divina gloria. «Cada domingo, dice la No- vicia, hacíamos juegos diferentes: un día hacíamos el juicio particular de una Hermana buena, otro día el de una Hermana imperfecta. En algunas fiestas, como la de Pentecostés, pasábamos los recreos después de merendar representando a los Apóstoles cuando recibieron el Es- píritu Santo y salieron a predicar por el mundo embria- gados del amor divino. Unas figuraban grupos de gen- tiles y judíos, y otras hacían de Apóstoles que por grupos les explicaban palabra por palabra el Credo, y después bautizaban a los que se convertían. Figurábamos también las parábolas evangélicas, verbigracia, la hermosa del hijo pródigo, haciendo la escena de su regreso a la casa paterna, el recibimiento emocionante de su buen padre

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