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HPA nu oo A PPP NS 96 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS años estuvo allí con sus hijas ; pero las vicisitudes de la contienda fratricida cambiaron de repente el escenario: las tropas realistas seguían victoriosas reconquistando las ciu- dades perdidas, los legitimistas estaban en franca derrota y Berga debía caer muy pronto en poder de los ejércitos triunfantes. Propagóse luego la amenaza con todas las alarmas exageradas que siempre se inventan, nadie se creyó seguro, y todos pensaron en poner a salvo a las buenas religiosas que habían enjugado tantas lágrimas y que serían blanco especial de las venganzas de los vence- dores. Obligadas, pues, por los magistrados y por el mismo señor Capellán Vicario Castrense, don José Sors, abando- naron el hospital entre las lágrimas y sollozos de los pobres soldados ; y llevando consigo apenas lo necesario que pu- dieron reunir en la precipitación de la huída, caminaron de prisa para refugiarse en las montañas. Todo se temía de la soldadesca desenfrenada y sedienta de venganza. La Madre Joaquina mantuvo el orden y la confianza en propios y extraños, su continente grave y tranquilo en medio de la confusión y apresuramiento de los más espan- tados dió a todos la medida de la grandeza de aquella alma toda unida a Dios y siempre fiada de Él. Cinco días duró la primera jornada, terriblemente penosa, por ser en plena canícula, con un calor sofocante; la Sierva de Dios, trabajada con tantos sufrimientos, no decayó de ánimo un momento y sostuvo el «de sus Hijas que la seguían deseando salvarla, pues sabían por triste experiencia cuánta saña guardaban los enemigos contra ella personalmente. Los fugitivos traían cada uno nuevas más alarman- tes, aumentando la confusión ; pero la Madre hacía ora- PRA + E
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