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A A mer . . ver 94 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS momento la admisión de nuevas postulantes, hasta que amainara la borrasca levantada contra los Institutos Religiosos. Desde Berga al destierro. — El estrago de la guerra civil llenaba los hospitales de Cataluña de heridos perte- necientes a los dos bandos beligerantes. El señor Obispo de Solsona, en una carta en la que expresaba a la Sierva de Dios su satisfacción por tener tan bien atendidos en Cardona y Solsona, dominadas por tropas gubernamentales, los soldados heridos, le pedía que enviara a Berga un grupo de sus hijas para que trabajaran allí en obra tan carita- tiva : era esto el 17 de febrero de 1835. Pero la Madre no pudo entonces complacerle, estorbada por las mismas perturbaciones de la guerra que culminaron en Vich, en los sucesos ya relatados. Pero apoderándose de la ciudad de Berga los ejércitos Carlistas en 1836, los mismos jefes dis- pusieron que esta ciudad fuese el centro de las ambulan- cias de la tropa, y se recogieran en su Hospital todos los heridos y enfermos de la región. Insistió entonces el Prelado diocesano en su petición a la Madre que ya estaba retirada en Barcelona por los vejámenes que hemos visto. En- tonces ella, aprovechando la forzosa paralización del No- viciado, dejó en la Casa Madre a dos Hermanas para su guarda, y trasladóse con las demás a Berga, donde co- menzó su apostolado con un fervor admirable, sin las tra- bas que los menguados esbirros le pusieron en Vich. ¡Con qué santo ardor cuidaba ella y hacía cuidar a aquellos robustos jóvenes caídos en los campos de batalla A 0 e

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