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tu 0% cs Una hija del dolor es, por su estado, la mujer y la hija de un labriego, esclava del terruño y del trabajo, y con el alma quebrantada y ruda, va aquella triste vida soportando! Y no me extraña, no, que a este destino su corazón se arredre amedrentado, y ella quiera trocar, por la desgracia, y males que este mundo aparejados consigo lleva, aquellos dulces bienes del mundo aquel de resplandores claros, y aquella tan feliz y eterna gloria, que nos reserva un cielo de descanso: Y la Iglesia sanciona el sacrificio; inhala, pues, el curativo bálsamo: su fresca vida infúndase en la tuya, acéptala el reposo necesario que ella te otrece, como bien del cielo; deja que unja tus pies, ese preciado don de su sangre joven. ¡Y vivirás! PRINCIPE ENRIQUE ¿Y el justo Cielo lo perdone acaso? No hay acto, bueno o malo, que no quede a la postre, en las hojas bien grabado por dedos invisibles, donde sea... Bendición o maldad, queda en los actos más débiles o fuertes, que a esto síganse, hasta tanto que en su orden haya entrado la injusticia del tiempo, y la justicia de Dios se manifieste. LUCIFER Y es el caso que como reza una ya antigua crónica, cuando algún mal el hombre ha perpetrado, del ofensor para castigo, entonces se crea en el instante un nuevo diablo: el mal no es más que el bien que se pervierte, Es «Portador de luz» el angel malo (59),
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