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e DI o haliar el bien que busco, siempre en vano; que siento, y temo a un tiempo, la injusticia. LUCIFER Pero no habéis por eso de alarmaros; la Iglesia es muy piadosa, y en sus gracias y dulzura, el camino va enseñando a sus hijitos débiles, y sigue escribiendo en el polvo sus pecados. «No matarás», nos dice El Mandamiento mas a veces, se debe, en ciertos casos... en la guerra, en la huída, en el peligro, o por guardar la fe que profesamos... Porque debe el Decálogo entenderse como una antigua ley, y, sin embarco, con cierta aplicación general, suave, sabiendo, con reserva, interpretarlo, cediendo la Razón al Expediente, para mejor solucionar los casos. Un Príncipe eres tú. Si tú murieras, ¡ah !, cuánto corazón esperanzado defraudado quedara, y a la tumba... ¡cuántos irían, cuantos nobles actos! ¡ qué empresas de valor y de hidalguía morirían contigo, en este caso! El último eres tú, ya de tu raza; contigo un nombre ilustre habrá finado, y la gloriosa alcurnia de los tuyos... Ella es plebeya. Cruza, palpitando, común y baja sangre por sus venas, sangre que a diario vierten los esclavos, y corre sobre el campo de batalla entre el polvo revuelto, y semejando como a un arroyo carmesí, en el césped, pródiga, sin reserva, a los mandatos dócil de su Señor; pero la tuya, por ser preciosa, fué determinado que entronque estirpe real, por Dios ungido! Y es que, además, el mundo, ¿tiene, acaso? sino llanto y trabajos para ella?
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