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— 56— LUCIFER (con una genuflexión de mofa), ¡El negro Pater noster! (53) Dios fué mi creador, Dios fué el que me hizo bajo el libro del árbol de las palmas, Y san Miguel mi perdición ha sido (54). El, naciera en Belén hecho de carne y sangre. Dios me enviara el alimento rico, apropiado manjar; también albergue, para poder llegar a aquella ermita, y leer el dulce libro que desde el cielo el Dios Omnipotente arrojó! ¡ Abríos !, ¡ puertas del infierno, abríos! ¡ Y cerráos!, ¡cerráos las del cielo! ¡De todos los demonios en el aire aquel que escuche la Plegaria Negra!, ¡aquél será el más fuerte! (Mirando en derredor de la iglesia,) ¡ Triste, oscuro, lugar! ¡lo que me asombra que los hombres se atrevan a decirla Casa de Dios, y Puzrta de los Cielos, a una hoya parecida! Pero esa es la palabra. Las paredes, la artesonada... la ventana antigua, llenas de telarañas, y doquiera, del musgo ennegrecidas. Polvo en las escaleras, y en el púlpito polvo; y en las banquetas, y las sillas, y polvo por doquiera... en todas partes, como en la estantería De este púlpito acaso los rotundos sermones, los cerebros sacudían, con edificación de los germanos... como si enorme Biblia, de plúmbeo encuadernaje, con violencia formidable cayese, y fuerza horrísona,