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«o. EQ ELSA ¡ Dios también en las mías lo ha dejado, y aquí en el corazón! GOTTLIEH Mas... ¡qué torpeza! URSULA Pero ¿qué significa esto, hija mía?... ELSA Que del Príncipe en aras, mi existencia y mi vida he ofrecido por la suya. URSULA ¿Pero yo sueño aún, o estoy despierta?... Hablas tan friamente de la muerte, que bien se echa de ver que ignoras de ella. ELSA Es cesación del respirar al cabo, es inmovilidad... silencio, inercia... que de esto más no sé: pero ví cómo murió nuestra hermanita, la pequeña... dejó de respirar... y todo fué eso. Ya compuse la almohada a su cabeza, y ví que estaba más hermosa que antes... sus ojos, cual marchitas violetas: ¡ por eso conocimos solamente que Gertrudis, la pobre, estaba muerta! ¡El cielo se veía... todo entero... todo... a través de la ventana aquella de la alcoba, do estaba reposando: y hasta el suspiro de la tarde era, en el viento sutil, rumor de alas de ángeles que a llevársele vinieran ! ¡Oh cuando ví y sentí yo todo aquello, me pareció difícil la existencia; como ella hubiera muerto, y muv juntita hubiera yo querido irme con- ella! Los mártires murieron, y los santos, la Virgen y el Señor... ¿quién me impidiera
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