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pues ya que por mí sufriste la muerte, siga tus pasos sangrante, como tú sangras, y morir, si es necesario, por el que, pobre, padece, y está el vivir anhelando, y muriendo, yo, consiga, que a ti me haya asemejado! La alcoba de Gottlieh y Ursula. Es la media noche. Elsa de pie junto al lecho, y sollozando. GOTTLIEH El viento ruge y tormentosa lluvia sacude los techados y vidrieras, cual si el terrible cuz dor siniestro de Rodenstein pasara, y le siguiera su ejército invisible... y grandes males sobre todos nosotros se cernieran... ¡ Y cómo en el corral aullan los perros, si queda en calma la tormenta fiera! ¡Oye!... Alguno solloza entre las sombras de la alcoba... ELSA Yo soy. URSULA ¿Pues qué te aqueja Elsa, ¿qué tienes, dí, mi pobre niña? ELSA Estoy de amarga incertidumbre llena; ¡que ha de morir el Príncipe, y no puedo cerrar mis ojos al descanso apenas! GOTTLIEH ¡Qué le has de hacer; enfermo e incurable, dar la salud y calma a sus dolencias solo el Poder Divino puede hacerlo, que el nuestro, no... allá en sus manos queda !