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y oirás delicioso canto, suavísima melodía, y aspirarás la fragancia de aquellas flores divinas. ¡ Vete, coloca esas flores ante su imagen bendita! Habitación de una casa de labranza. Es la hora del crepúscu- lo. Ursula hilando. Gottlieh dormido en su siila (£0). URSULA ¡Cada vez más oscuro |... ni un vislumbre a través del cristal cruza siquiera... ¿o ciegan ya mis ojos?, pues no atino a devanar a gusto la madeja... GOTTLIEH (sobresaltado). ¡Elsa!... De un dulce sueño despertóme sin duda, la parada de tu rueca... soñé que, recostado cabe el río, de un molino voltear oí la rueda, cuando de pronto, para silenciosa, y oigo una voz que grita fuerte: «¡ Elsa !», que parecía herirme en el oído; y me sobresalté, ¡sonó tan cerca ! URSULA La estaba yo llamando este momento; necesito una luz, pues no hay manera de hilar mi copo: ¡Tráeme en seguida, Elsa, una luz! ELSA (dentro). ¡ Corriendo ! GOTTLIEH ¿Do están Berta y Max? URSULA Sentados a la puerta estaban.
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