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eS EAN ALO al 2 Er A Una hacienda en Odenwald. Un jardín. Es la mañana. El Príncipe Enrique sentado y con un libro. Elsa, a distancia, cogiendo flores (41). PRINCIPE ENRIQUE NA mañana, solo, muy solo de su convento de negra piedra, hacia la selva, la más oscura... cual si en sus labios temblar quisiera el suave aliento de una plegaria, de amor divino, que el pecho quema, como si el alma gozase en sueños de una dulcísima quietud secreta el monje Félix siguió el camino (42), siguió el camino de la floresta. "odo es de leve fulgor... arriba, céfiroz castos al campo orean; y todo el bosque, sombra y misterio; era el crepúsculo... como la queda que Dios hiciese de los afanes con que nos cuida su providencia Cedía el musgo bajo sus plantas encima... el toldo de adormideras, v columpiándose las ramas verdes de los vetustosz, árboles, juegan, y la cruz forman entrelazándose,