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como entre el flujo y su reflujo tal la marea queda indecisa... ¡Es el descanso !... ¡como el del viento si calma, y luego ruge violento... | ¡para que suene la carcajada con que, satánico, tu desgraciada suerte, celebra falso doctor! ; PRINCIPE ENRIQUE ¡ Habla ! ¿Quién dice que estoy enfermo? ¡Falso! ¡Yo siento que estoy mejor... pasó el letargo y el desvarío, no siento el frío, que da la muerte !... ¡todo es vigor !, puede mi paso sentir la tierra, que treme entera bajo mis pies, cual si en el suelo mi planta hundiera, un Dios acaso que descendiera y a su calcaño cediera el guijo roto al través. ¡Oh, bravo médico !, ¡he aquí la grande Palingenesia ! ¡aquesta es!... (31). (Bebe de nuevo), EL ANGEL ¡No más bebas del frasco, que su veneno infunde por todo el corazón. Su perfume es de suerte, que el aliento trasfunde del Angel de la Muerte, y sus cambiantes son, brillantes a luces tales, sus ojos infernales... ¡ Guarda, guárdate, sí: miedos, tristezas, males, todo, todo está aquí! PRINCIPE ENRIQUE (retrocediendo). ¡Oh tu voz!, ¡esa voz hiere mi pecho ! ¿Por qué me oprime y vitupera, cuando

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