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De las curas, la más extraña es ésta, y creo no quisiérais intentarla; bien podéis dar de mano a la receta como cosa imposible de encontrarse hasta que el fin del mundo se viniera. Y todavía, ¡quién sabe!, ¡si en la mente exaltada, de alguna jovenzuela, eso puede caber! Yo os recomiendo, pues que el aprieto dilación no espera, mi poderoso, mágico y Catholicon poder de curación, sutil de veras. PRINCIPE ENRIQUE Con tus ocultas drogas infernales purga las gárgolas de las torres esas, ¡no a mí, que solo en la eficacia creo, de sobrenaturales influencias! Mas decid: ¿de qué escuela sois discípulo? LUCIFER De ambas: ¡de la Antigua y de la Nueva! ¡La escuela de' aquel Hermes Trismegisto (21), de sublimes y altísimas sentencias, antes de la Era de las Olimpíadas (22), en la prístina aurora que alborea del tiempo, en el crepúsculo nativo, reinando Hefesto de ignorada época! (23). El Nilo, siempre antiguo y siempre nuevo (24). arrancando en las nubias torrenteras, al Norte va llevando, entre la vida y la muerte, su mística afluencia, y tiende su corriente palpitando, mientras de Isis bajo el loto rueda (25) (26), entre muertos, antiguos semidioses, por entre reales invioladas sendas, sin que fuera su curso desviado, porque el arte del hombre lo quisiera. Y un secreto es de Geber de la Arabia, (27) que en alambiques exprimió la esencia de hierbas y de flores, inventando

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