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e — 256 —= ciando a su curación, por no comprar la salud a cambio del sa- crificio de la doncella de Odenwald. La presteza de la mucha- cha en desprenderse de sus atavíos al encontrarse a solas con su ejecutor, los preparativos del cirtijano encargado de la inmo- lación, sus vacilaciones a la vista de aquella exuberante natu- raleza que va a sucumbir para la problemática salvación de un organismo en ruínas, son para un alma de poeta (y Longfellow la poseía) temas de excepcional interés y cebados de inspira- ción. Y no acertamos a adivinar las razones que le pudieran in- ducir a nuestro autor a esta lamentable supresión, con la cual hemos perdido indudablemente deliciosos fragmentos dramá- ticos que hubieran contribuído poderosamente a un realce ma- yor de los dos protagonistas de esta leyenda medioeval. (201) Creencia vulgar, muy corriente en todos los países, según la cual nunca llega una desventura sola, sino harto acom- pañada. De ahí aquel proverbio castellano: Bien vengas mal, si vienes solo. No es sino la propensión humana a contemplar las desgracias con cristal de aumento y a llevar muy menuda cuenta de ellas, mientras hacemos por ventura poco caso de los incontables berneficios recibidos a cada paso de manos del Criador. Siempre se nos antoja que desde que tenemos alguna parte dolorida, todos han dado en golpearla sin piedad, Y es que antes no lo. notábamos, porque no nos ocasionaba dolor. Esa es la clave de la mayoría de las humanas lamentaciones. (202) Mateo era, antes de ser llamado por el Salvador, un judío aprovechado que se dedicaba a la cobranza de los im- puestos. Es uno de los dos Apóstoles (el otro es San Juan) que ha tenido la gloria de haber escrito uno de los cuatro Evan- gelios. Misionó en la Etiopía, donde hizo conversiones numero- sísimas, contándose entre los bautizados el rey y su familia, pero al cabo terminó su carrera, como los demás, con el mar- tirio. $u cuerpo fué trasladado a Salerno andando el tiempo y se conserva en la iglesia que le dedicó el Papa Gregorio VII, tenido hasta hoy en gran veneración, (203) Montículo situado en la pronunciada curvatura que forma cl Rhin frente a Bingen y desde donde se disfruta de una hermosa vista panorámica sobre la cordillera de Rhein- gau. Sus vertientes se hallan cubiertas de los vifedos de Rii- desheim y de Assmannsharsen. Riidesheim está comunicado por un pequeño "ferrocarril con el National Dankmal, monu- mento nacional erigido en memoria de la guerra franco-prusia- na. Cuando se hace el recorrido Maguncia-Coblenza por el Rhin y: se llega a divisar aquella imponente estatua de Germania, de
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