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a— 270 — Chiesa», en frase de Su Santidad. Dominus conservet tum et veatum jaciat eum in terra! (185) Como hace notar con plausible justicia el doctor Pay- ne en el artículo de Ja Historia 'de la Medicina en la Encyclo- paedia Brittanica, los principales centros de ilustración mcdi- ca, como de todo otro género de saber, se hallaban en aquellos tiempos en los monasterios, y gracias a la diligencia de los monjes (nunca lo repetiremos bastante) se han conservado mu- chas de las obras antiguas de Medicria, llegadas hasta nos- otros. Entre los Benedictipos fué Jlonde los estudios monásti- cos de Medicina tomaron rumbo nuevo y alcanzaron mayor per- fección. Casiodoro (siglo VI) recomendaba el estudio de Hipó- crates, Galeno y otros clásicos, y en Ja primitiva abadía de Monte Casino se estudiaba la Medicina, aun cuando no pueda asegurarse en realidad haber existido una escuela médica en dicho monasterio, ni parezca tener relación alguna esta fun- dación con la renombrada escuela de Salerno. No obstante esto, para fines del siglo VII, existía ya en esta población un ceno- bio de la rama benedictina, y algunos de los prelados y elemen- to del clero regentaban cátedras en ja escuela, llegando alg..- nos de ellos a adquirir por sus conocimientos médicos gran ce- lebridad. Sabido es cuánto sobresalió en una de aquellas cáte- dras el abad Desiderio de Monte Casino, que más tarde había de ocupar la Silla de Pedro con el nombre de Víctor 11, por recomendación especial de su antecesor el inmortal Gregorio VII, el celebérrimo Hildebrando. La escuela de Salerno se estableció en dicho punto por ser puerto marítimo en el que desembarca- ban frecuentemente los orientales y africanos, y así es que sus habitantes pudieron aprender la filosofía de los árabes, y en particular, la Medicina, en la que sobrepujaron a los demás pt:.- blos. Entre los que más contribuyeron a la celebridad de la es- cuela de Salerno, debe contarse a Constantino el Africano, re- ligioso benedictino y famoso escritor médico del siglo XI, na- cido en Cartago en 1015, de donde le vino el sobrenombre que lleva, y muerto en Monte Casino en 1087. En Babilonia estudió durante treinta y nueve años lenguas, medicina y otras cien- cias, y, como al regresar a su tierra, se mostraran sus compa- triotas celosos de su mérito, embarcó para Salerno y allí per- maneció oculto por algún tiempo, bajo el disfraz de mendigo, hasta que fué reconocido por el hermano del rey de Babilonia, que acababa de arribar con el propósito de visitar €l puerto más afamado del mar de occidente. El rey de Sicilia nombró a Cons- tantino secretario suyo, mas cansado éste un día de la vida de la

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