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— 269— Verdad es que las Actas nos la representan cantando en stt co- razón a Dios, mientras los ejecutantes profanos trataban de re- crear a los concurrentes con la música nupcial. Un texto alemán del siglo XII dice de ella que «su oración penetraba en los oídos divinos como la dulce melodía de un órgano», y con él parece haberse fijado ya la leyenda ceciliana, que debió de pasar de Alemania a Italia hacia el año 1380. Por ventura la antífona de laudes del oficio de la Santa, es de las causas que más hayan contribuido a divulgar y afianzar la leyenda: «Cantantibus or- ganis Caecilia Domino decantabat», pues habiendo suprimido la frase «in corde suo» de las Actas, da a entender que la ,ar- gen solía cantar acompañándose al órgano. De donde se deduce haber llegado a ser Santa Cecilia la Patrona de los músicos por efecto de una imposición litúrgica, muy ajena ciertamente a la voluntad del encargado de su redacción. (175) Meteoro de naturaleza eléctrica que aparece en las noches tempestuosas sobre los palos de los navíos. Si solamen- te hubiere uno en el mástil, señal es que el mal tiempo está ya encima; pero si se divisan dos o más, es indicativo de que la tempestad no tardará en cesar. Los italianos llaman a semejante fenómeno «fuego de San Pedro y San Nicolás.» Longfellow los conceptúa como anunciadores del mal tiempo. El nombre de Santelmo se origina de un sucedido milagroso. Como en cierta coyuntura caminara San Elesmo o Elmo en noche tempestuo- sa y oscura, entregó a su compañero de viaje una vela encen- dida para que con ella iluminase el sendero tortuoso por don- de debían avanzar. La candela les alumbró durante la jornada, a pesar de haberla llevado el espolique a la intemperie y sin defensa alguna contra la furia del vendaval. Este fuego, origi- nado por las descargas de una atmósfera saturada de electri- cidad, se observa comúnmente en los aparejos de los buques. Julio César cuenta haber visto iluminadas las picas de sus le- gionarios. San Telmo no es otro sino San Pedro González de Frómista, dominico que vivió durante el último tercio del si- glo XII y la primera mitad del XIII. Como atributos icono gráficos lleva en la mano diestra una tea encendida, símbolo del fuego de Santelmo, y a su siniestra un navío. , (176) Liorna ha sido un puerto de gran importancia des- de. las postrimerías del siglo XIII, consiguió sobreponerse a Pisa, y aun hoy día ocupa en categoría el tercer lugar de los puertos italianos del Mediterráneo, precediéndole Génova y Ná- poles. En Licrna se- refugió buen número de judíos españoles cuando fueron expulsados de la Península, y en la actualidad