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” On m blemente nuestro poeta, es el Múbhlenbriúcke “puente de los molinos), que contiene los treinta cuadros de una peregrina «danza macabra», debidos al pincel de Meglinger (que vivió en Lucerna en el siglo XVI), y de los cuales daremos en otra nota alguna explicación. No queremos dejar de traer a cola- ción, hablando de esta ciudad, la joya de Suiza, el notabilísi- mo Parque de los Glaciares, curiosidad única en su género, ver- dadero laboratorio del mundo en formación, donde el ingenio de los hombres de ciencia ha acertado a reproducir al vivo ese fenómeno geológico, tan interesante que ha dado fundamento para una nueva rama de la geografía física, llamada Glaciolo- gía. Quien no haya tenido el buen gusto de ascender a las ci- mas del Pilatus y del Righi, para contemplar desde ellos el soberbio panorama tendido a sus pies o extasiarse con el es- pectáculo de una salida o puesta del sol, no deje de visitar en Lucerna el Diorama Meyer, y se hará cargo de la perfección adonde puede llegar el arte en achaques de reproducir los en- cantos de la naturaleza. (149) No es idea original del poeta la de unir los dos conceptos de «pontífice» y de «puente», aun cuando trae muy a cuento la amalgama y la presenta con su galanura habitual. En un epigrama de Juan Jocundo Dominicano pueden leerse los siguientes versos: Jucundus geminum posuit tibi Sequana pontem, Jure tuum potes hunc dicere Pontificem. «Sequana» es el río Sena, y los Secuanos formaban un pue- blo importante de la Galia meridional. Los «Pontífices Hospi- talarios» se llamaban también a veces «Fratres pontis», porque siendo una institución fundada para servicio y defensa de los caminantes, se veían frecuentemente precisados a fabricar puen- tes. El hábito de estos constructores de puentes era blanco, te- niendo el distintivo de un puente y una cruz sobre el pecho. Según nuestro poeta, el Jefe de la Iglesia es el encargado de trazar ese puente espiritual que une este mundo con la eter- nidad. (150) El nombre de «Danza macabra» viene probablemen- te de la voz árabe «magaber», que significa «cementerio», de donde danza macabra es equivalente de «danza de la muerte». Esta última constituía un tema favorito en la Edad Media para las pinturas murales de las iglesias y de los cementerios, es- pecialmente en Alemania. Svele representarse a la Muerte pre-
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