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A 230 —* rencia de las «Poésies populaires du moyen age» de Ed. du Méril, decidíme a pedirlas a nuestro librero de París. A las pocas horas de depositar la carta en el buzón, presentóseme el P. Donostia todo regocijante, con la viveza que caracteriza sus momentos de entusiasmo: traía en la mano un libro con encuadernación de rojo almagre, y apenas me divisó, exclamó como el geómetra siracusano: «¡Eureka!» Eran los versos de marras al vino. El volumen llevaba por encabezamiento: «Can- cionero musical de los siglos XV y XVl», su autor, Francisco Asenjo Barbieri. No fué menor mi alegría que la de mi des- pierto compañero P. Donostia. En la página 212, bajo el nú- mero 414 y a nombre de Juan Ponce, a quien se debe la música de la canción, se leen las siguientes estrofas: Ave color vini clari, O quam placens in colore, Ave sapor sine pari, O quam fragans in odore, Tua nos inebriari O quam sapidum in ore Digneris potentia. Dulce linguae vinculum! O quam felix creatura Felix venter quem intrabis, Quam perduxit vitis pura, Felix gutur quod rigabis, Omnis mensa sit secura O felix os quod lababis In tua praesentia. O beata labia! Ergo vinum collaudemus, Potatores exaltemus, Non-potantes confundemus Y aeterna saecula. Amen. Excuso decir que lo transcribo con todos sus lunares orto- gráficos, aunque advirtiendo, para la clara inteligencia de le- yentes poco familiarizados por ventura con la lengua del La- cio que esa «Y» del postrer verso, es, sin duda alguna, «In». ¿De dónde proceden estas estrofas? Entre los estudiantes me- dioevales era muy corriente utilizar el latín para cantares de este género, costumbre que arraigó en Alemania más que en parte alguna, y donde todavía se mezclan versos latinos con otros en lengua nacional; pero ni en las ligeras apostillas de Barbieri, ni en las «Poésies populaires» de Edelstand de Mé- ril, ni en la colección alemana que lleva por título «Carmina clericorum» («Studenten-Lieder des Mittelalters») hemos po- dido recoger indicación alguna sobre la posible procedencia de estos cantares de báquica inspiración. No sería, sin embar- go, nada aventurado afirmar, siguiendo el parecer de Julien

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