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— 21/ — tinado al descanso corporal y al culto de Jehová, en recuerdo del postrero de los días de la Creación en el cual descansó el Señor, según la frase de Moisés. La prohibición de trabajar en Sábado fué llevada andando el tiempo y merced al desarrollo del espíritu farisáico del pueblo hebreo hasta la más imponde- rable exageración. No estaba permitido arrancar del campo espigas, ni cortar una flor, ni tomar del árbol una fruta madu- ra. No se podía, sin quebrantar la ley, desatar un nudo, a me- nos de realizarlo con una sola mano. Incurría en falta quien escribiese dos letras, sea con la mano derecha, sea con la iz- quierda, ora fuera la misma letra repetida, ora fueran dos di- ferentes, aunque pertenecieran a dos lenguas distintas o se re- produjeran con tintas de diverso color, aun cuando se escribic- ran en dos muros o tabletas no situados en un mismo lugar. Podía, no obstante, escribirse sobre un líquido incoloro, sobre ju- go de frutas, sobre arena, sobre el polvo del camino, sobre cuanto no guarda la impresión de la escritura. Y ¡guay!, del que se rompiera una costilla o un brazo en día de sábado, por que no era lícito a los médicos reducir la fractura. Y si al- guien se daba una costalada (lo cual no sería de maravillar en los callejones de Jerusalén) o recibía alguna contusión, no le consentía la ley rociar siquiera la herida con agua fría. ¡Lo sorprendente es cómo no le ocurrió a alguno de los rabinos aña- dir a tantas prohibiciones la de llevar dos cucharadas del mis- mo manjar a la boca, o beber dos sorbos de vino de Helbón o de Sorek! ¡Cuán simpática resulta la actuación del Salvador que devuelve la salud aun en sábado, porque todos los días son igualmente buenos para ejercer la caridad! ¡Y qué asquero- sa se nos antoja aquella raza de fariseos, cuando, envidiosos del poder de Jesús, le denuncian ante el pueblo como infractor de la ley! (95) El Talmud es el comentario de la Mischna. Esta que era a su vez comentario de la Ley, recibió otra explicación «ge- mara», que viene a decir complement>. La Mischna y la Ge- mara forman un conjunto llamado Talmud, aun cuando este nombre lesignaha en un principio (y aun hoy) la segunda Par- te (la Gemara). Se le atribuye al doctor palestino del siglo se- gundo, R. Ismael, los trece modos de razonamiento que em- plearon los redactores del Talmud. La Mischna es relativamen- te corta y clara. Las Gemaras son mucho más largas y de <s- tudio fastidioso. Carecen de estilo, orden y talento. Su lengua es bárbara y Su pensamiento ininteligible. Su conjunto forma una de las obras más repugnantes del mundo. Especialmente

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