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muerto en Wurzburgo. Cuéntanos la leyenda haber dispuesto en su testamento que en derredor de la losa sepulcral bajo la cual le colocarán, se echase a diario cierta cantidad de trigo para la alimentación de los pajárillos. Rasgo eminentemente iranciscauo. Todavía pueden verse los cuatro hoyitos cavados en la piedra que cubre al amigo de las aves, pero ya nadie depo- sita en ellos el alimento cotidiano legado por Vogelwide, pues- to que el Capítulo de la nueva. Catedral lo mandó sustituír por unos panecillos que en el aniversario de Walter debían re- partirse, no ya a los artistas gratuitos de las selvas, sino au los cantores asalariados del coro de su iglesia. ¡Y los pajari- llos no por eso dejan de cantar! (35) Canónigo de Praga (capital de Bohemia, hoy Checoes- lovaquia), a quien la tradición le considera como mártir de su fidelidad al sigilo sacramental. Vivió en el siglo XIV y fué arrojado desde el puente al río Moldava, de orden del rey Wen- ceslao IV, por haberse negado a revelar los secretos “que le confiara la reina en el tribunal de la penitencia. El lugar por el que fué lanzado al agua está todavía indicado sobre el para- peto por una cruz con cinco estrellas, en conmemoración de las llamas milagrosas que envolvieron el cadáver durante tres días. Juan Nepomuceno fué canonizado en 1729 y vino a ser el patrón de los puentes. Su estatua de piedra ocupa comúnmen- te sobre ello una posición similar a la que tiene en la ciudad de Praga. (36) Cerca “de Bingen (una media hora) se encuentra el Rochusberg y en él la capilla de San Roque, situada a unos 140 metros sobre el Rhin, construída durante la peste de 1666, destruída en 1795 y reparada en 1814. Celébrase todavía la fiesta del santo el domingo inmediato al 16 de agosto, y mi- llares de forasteros se reunen en aquel montecillo, encantador por los panoramas que de él se contemplan, para entregarse a manifiestas demostraciones de devoción al... vino del Rhin, ya que festejan el recuerdo de los apestados medioevales con borracheras tudescas. Goethe se inspiró en tales fiestas para trazar una de sus mejores descripciones. Recuerde el lector que el Tesoro de los Nibelungos se halla, según la leyenda, en las cercanías de Bingen y oculto en el fondo del Rhin. (37) Verdad es que no existe semejante vocablo en la Jen- gua de Castilla, pero no es ciertamente el ¡lustre traductor de la Leyenda Dorada el primero en haberlo usado, ya que Teo- doro Llorente dice en la traducción del Fausto de Goethe; 13

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