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— 187 — del fuego, como el relámpago, el rayo y las erupciones de los volcanes de las islas del mar Egeo. Se le atribuyen obras macs- tras, como el cetro y el trono de oro de Zeus o Júpiter, el carro de Helios, la coraza de oro de Hércules, la armadura completa de Aquiles con su maravilloso escudo, copas cinceladas y otros objetos de arte, debiéndosele cuanto bello y luciente existe en la región celestial. En su calidad de herrero divino, los grie- gos le atribuyeron también la invención de la forja de metales. Enseñó a los hombres, según Homero, todas las artes metalúr- gicas, y hasta se le tiene por el creador de seres animados, como los perros de oro del rey Alcinoo, y los toros de bronce de Ae- les, que vomitaban llamas. También se le achaca la formación de la primera mujer, por nombre Pandora, que significa todos os dones, creada por Vulcano, a encargo de Júpiter, para cas- tigar con ella a Prometeo, a causa de haber robado del cielo el fuego, primer elemento de la civilización. Pandora se trajo del Olimpo una caja cerrada, y como por curiosidad la abriera al llegar a la Tierra, derramáronse por el mundo todos los males que en ella estaban encerrados. Aunque, según otra leyenda, Jo que contenía eran los dones divinos reservados a los hombres, pero que huyeron volando al querer Pandora saciar su curio- sidad. Como en toda la mitoligía pagana, aparecen aquí mani- fiestas las reminiscencias de la narración de Moisés, (24) No hay río alguno en el planeta que pueda comparat- se con el Nilo por lo que reza a su importancia en la historia de la civilización. Ni existe tampoco ningún otro que haya dado motivo a tantas discusiones sobre el lugar de su nacimiento, Eratóstenes fué el primero en señalar como origen los lagos ecuatoriales. Según Tolomeo procedía de lagos que se alimen- tan de la fusión de nieves en las montañas de la Luna, las cua- les correspondían probablemente al Ruwenzori o al Filiman- jaro. Son incontables las exploraciones renlizadas con el fin de encontrar las fuentes del «misterioso» río, hasta que el in- glés Spcke descubrió el Victoria Nyanza, y algo más tarde pudo dar por resuelto el enigma que durante tantas generacio- nes había preocupado a los cultivadores de la geogra'a. El delta que forma el Nilo a su desembocadura es. llamado «Jar- dín de Egipto». Por su longitud es el Nilo el segundo río de la tierra, ocupando el primer lugar el Misisipí. Hay tres en Africa que le sobrepujan en caudal: el: Niger, el Congo y el Zambeze. Su curso alcanza a unos seis mil cuatrocientos ki- lómetros, y su cuenca ocupa una superficie: de tres millones es- casos de kilómetros cuadrados, es decir, un territorio equiva- nn A

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