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(Sólo una doncella puede curaros, casta y pura en el corazón, y que se hallare también dispuesta a sufrir muerte feroz por VOS.) Ante todo, digamos que Salerno poseía la Facultad de Me- dicina más célebre de la Edad Media. Fundada la Universidad en 1150, cesó en 1817. Además, como queda dicho, el pensamien- to pagano de esa virtud curativa que poseía la sangre de una doncella pura, se repite en varias leyendas, por ejemplos en Par- sifal; pero no corresponde a la ideología cristiana. Volvió el Príncipe a su morada, distribuyó sus riquezas, re- tirándose a un pedacito de tierra que le queda, y allí se lamenta de su desgracia; pero en esto le acompañan muchísimos; cuan- tos conocen su nombre, sufren porque sutre el Príncipe En aquel rincón apartado del mundo vivía un aldeano la- borioso y rico, en cuya casa se aposentó Enrique. El buen aldeano poseía una hermosa hija de ocho años de edad Me parece inútil proseguir narrando, ni siquiera en esta for- ma sintética, lo que dice el original germano. la diferencia literaria que observo entre el alemán y el in- glés es que, mientras la obra de Hartmann von Aue se limita a darnos el contenido preciso de los personajes principales y ab- solutamente necesarios para el desenvolvimiento del asunto, Longfellow se detiene mucho en personajes secundarios, como, por ejemplo, en el convento; Hartmann von Aue cuenta lo que dicen los personajes; en Longfellow adquiere forma dramática la leyenda y hasta es representable; Hartmann somete a un rit- mo igual sus versos pareados, Longfellow posee una riqueza inmensa de metro, ritmo y rima, aunque predomina el endecasí- labo; el lenguaje de Hartmann es llano, propio para los gran- des públicos, mientras que Longfellow habla para los estudio- sos, los que penetraron más en las delicadezas del idioma, es ele- gantísimo y su genio de artista se eleva siempre con su excelsa lira, Cuanto más he leído y comparado la traducción de usted, tanto mayor acierto me parece la elección del endecasílabo y su rima en romance; y tanto más me asombra la difícil facili- dad que usted posee para expresar las ideas con plena natura- lidad y riqueza semántica. Quien lea esta traducción, puede gozar en toda su pureza el encanto del poema. Conste que odio la adulación. y si hubiese alguna cosa que no me agradara, también le manifestaría mi disparidad de crj-

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