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— 179 —% acto gran solemnidad, de tiempo inmemorial viene llamándose a la Bendición Bautizo, y es costumbre en muchas partes seña- lar padrinos, como dice el poeta haber sido Conrado, Conde de Calva, de las campanas del histórico monasterio de Hirsau. La liturgia católica ha instituído para la bendición € inauguración de las Campanas una ceremonia que comunica a la dedicación de nuestras iglesias un suplemento atrayente y conmovedor. Las oraciones y los ritos escogidos dan a entender el sentido mis- terioso del papel atribuído a esas voces exteriores de nuestros templos. Los salmos 50, 53, 56, 66, 85 y 129 que sirven de intro- ducción al solemne acto, los 145, 140, 147, 148, 149 y 150 que se recitan mientras el oficiante lava la,campana por dentro y por fuera, el salmo 28 que sigue a la unción del óleo de los enfer- mos y el 76 que se entona cuando las nubes de humo proceden- tes de el timiama, el incienso y la mirra depositadas sobre las brasas del turíbulo lamen morosamente el interior de la campa- na y se resbalan hacia el exterior, como si quisieran arrastrar- la a las alturas, expresan los sentimientos que deben desper- tar sus sonidos en el alma de todo buen cristiano: aprecio de la alabanza divina, arrepentimiento, confianza en la eficacia de la plegaria, etc. «Sobre sus elevadas plataformas, escribe el ilustre obispo de Tarazona, y en rasgados ventanales, se agitan los ben- ditos brosces, desgranando sobre los pueblos y las ciudades las notas benditas, llamando a los vivos, llorando a los muertos, impetrando las divinas misericordias: Vivos voro, mortuos plango, fulgura frango... Y en lo más alto, la Santa Cruz, sín- tesis de la religión y de la vida cristiana.» ¡Qué de extraño tiene que el volteo de las campanas provoque la alegría y el entusiasmo en las almas sencillas y los corazones no corrom- pidos de los pueblos creyentes! (10) En un pueblo músico como el nuestro, todo el mundo sabe lo que es el órgano: un instrumento sintético, donde el hombre se ha propuesto acumular el timbre y la extensión del mayor número posible de instrumentos conocidos. Hasta la voz humana han querido algunos constructores ponerla a merced del organista, aunque en la mayoría de los casos resulta una ca- ticatura de la realidad. Un barbero de Alejandría parece haber sido el primer inventor del órgano hidráulico, «flauta de Pan jue se toca con las manos», en frase de Filón. En el primer tercio del siglo IX mandó Ludovico Pío construir a un monje, por nombre Jorge de Benevento, uno de estos órganos. El neu- mático debió de ser anterior al hidráulico, pero carecemos de datos. para sostener la afirmación. Ya Casiodoro, abad del mo-

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