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Ml A A y ii AE SAI Tr « 176 = cada simpatía por la literatura e historia de España, según puede deducirse de las obras arriba citadas y de las referencias que podrían recogerse del resto de sus composiciones. (7) Capital de Alsacia-Lorena, territorio que constituye la manzana de disco:dia entre el irancés y el alemán. El tesorc mayor de Estrasburgo es la catedral, amalgama de todos los estilos medioevales. Fabricada de gres rojo, es una de las igle- sias más maravíllosas del mundo, y aun por algunos de sus pormenores pudiera ocupar entre los momumentos religiosos el primer lugar. El estilo no es uniforme, pues mientras perte- necen al romano la cripta y el baptisterio, la nave y sobre todo la fachada (con su enorme rosetón de cincuenta metros de cir- cunsferencia) son del más puro estilo ojival. Los tres pórticos, prodigiosamente iabrados y decorados de estatuas, han dado inmortal renombre al maestro Erwin, a quien la tradición llama de Steinbach. La flecha única, levantada en el lado derecho de la fachada, es de una gracia sorprendente y se eleva a la altu- ra de 142 metros, no cediendo en elevación sino a las catedra- les de Colonia y Rouen, a las dos grandes pirámides y a la iglesia de San Nicolás de Hamburgo. Desde la terraza se divi- sa un espléndido panorama, que teniendo la ciudad por cen- tro, se extiende a las campiñas circunvecinas y queda limita- do de un lado por los Vosgos y del otro por la franja oscura de la Selva Negra. En una de las alas del crucero se encuentra el célebre reloj astronómico, del cual salen en procesión algunos personajes a dar las horas; juguete mecánico que hace las de- licias de las criaturas y gente sencilla, como el Papamoscas de Burgos o la aparatosa danza de Minué del Ayuntamiento de Munich. Se comenzó a construir la catedral en 1065. Se enco- mendó la fachada y la torre de esta joya arquitectónica en 1277 a Ervino de Steinbach; a su muerte le sucedió en la dirección su hijo Juan, y la terminó, en 1439, Hans Hutz de Colonia. Posee magníficas vidrieras y un precioso púlpito. El mencio- nado reloj astronómico es obra de Schwilgué. (S) Que sea costumbre muy antigua la de colocar -inscrip- ciones en las campanas, está fuera de toda discusión. Pero que- rer fijar la fecha, ni aun siquiera aproximada, en la cual tuvo origen semejante costumbre, sería tarea harto espinosa para el más despierto investigador. La més antigua de cuantas tenc- mos conocimiento la hallamos en la Patrología de Migne, vo- lumen CXXXVII, página 556, en un tratadito «De Gestis Ab- batum Laubiensium», escrito por Folewino, Abad de dicho mo- nasterio durante los años que corren desde el 965 hasta el 990.

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