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o SES debajo de mis pies, fuese cual rejas ardiendo al rojo vivo, y las entradas ardieran siete veces más que un horno... (197) cumpliría mi promesa! PRINCIPE ENRIQUE | ¡ Retractadla !, ¡ni un paso más siquiera ! ¡ Lo prohibo!, ' ¡para ver tu valor, esto me basta !, y supuesto que tú me lo enseñaste, también para morir tengo yo alma! ELSA ¡ Mi Príncipe !, ¡recuerda tus promesas! Dejadme, que la mía también se haga, que no miráis la vida ni la muerte igual que yo. Dos ángeles aguardan, que invisibles están a nuestro lado, y lo mismo las buenas que las malas, nuestras acciones, en su libro escriben: El que las buenas en su Libro estampa, ' lo cierra, y se va a Dios. El otro, abierto, guarda su diario, hasta que el día acaba; si arrepentidos de ellas nos mostramos, ! se vuelven a borrar aquellas faltas, y una franja blanquísima tan solo se quedará a lo largo de la página. ¡Si no es mala mi acción, no la retracto!, en el cielo estará ya por sellada, como una buena acción. Vuestro es lo otro. Yo preparada estoy. ¿A qué se aguarda? (A sus acompañantes, ) ¡ No lloréis, mis amigos, alegráos! ¡ No sentiré dolor, aunque me vaya, seré en el cielo intercesora !... ¡ Quietos! ¡Ya sé tras de esa puerta qué me aguarda! (Al Príncipe Enrique.) Tú llevarás, oh Príncipe, a mis padres la bendición, y a toda aquella casa, y los que en ella moran. Yo he pedido,

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