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70 PRAY DIEGO DE:EST.ELA española estaba infecta de sangre judía. El autor expone largamente la poca confianza que merecen los judíos, aun los convertidos, y entre las innu- merables autoridades que alega no aparece el nombre del P. Estella. Más moderada que la obra anterior es otra que publicó en Zaragoza, en 1637, el P. M. Fr. Jerónimo de la Cruz, Lector de Teología en el Real de San Jerónimo de Madrid, sobre la Defensa de los Estatutos y noblezas españolas. Destierro de los abusos y rigores de los Infor- mantes. En ella combate tam- bién al P. Salucio y cita nu- merosos autores que trataron de estas cuestiones, entre ellos «el P. Fr. Francisco (Gaspar?) de Uzeda, aunque escriue con enojo y con mano pesada» (fol. 298v.). Si el P. Estella dice, seguramente que no lo ignorarían estos autores ni dejarían de mencionarla. Sea como se quiera, la obra sobre la crianza de los hijos atribuida al P. Estella Portada del Santo Sepulcro mandada edificar a expensas de los mercaderes judíos no la encontramos menciona- de este barrio, da por ningún bibliógrafo. ¿FUÉ NOMBRADO OBISPO EL P. ESTELLA? Dice don Julián de San Cristóbal en sus «Noticias» que Felipe 11 pre- tendió nombrar obispo a Fr. Diego de Estella, que se resistió a aceptar tan alta dignidad, a pesar de las instancias que le hizo el Cardenal Gran- vela. Nicolás Antonio asegura que el primero en dar esta noticia fué el P. Andrés Scoto ; pero antes que este historiador el P. Enrique Willot, O. F. M., en su obra Athenae orthodoxorum Sodalitii Franciscani, impresa en el año de 1508, dice del P. Estella: Tandem factus Episcopus nostra aet:te sancto fine quievit. Como se ve, es un autor contemporáneo del P. Estella, el que nos da la noticia. hubiese escrito la obra que se *

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