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Y SU IV CENTENARIO 69 de los Reyes Católicos en el año que se ganó Granada, que pasa de noventa años, cuyos descendientes estan los más en 4.*% generación...» El P. Estella vivió largo tiempo en Salamanca con Fr. Gaspar de Uceda, y quizá había leído también la obra titulada Lumen ad revelationem gentiumn, escrita por el P. Fr. Alonso de Oropesa, de la Orden de San Jerónimo, de la cual dice el P. Uceda en el fol. 8r. : «El qual libro muchos frayles de mi tiempo leymos en la libreria de St. Francisco de Salamanca...» Es verdade- ramente extraño que Fr. Diego de Estella, tan asentado en sus juicios y tan abrasado de celo por la salvación de las almas, escribiese la obra que se supone contra los descendientes de los judíos, movido sólo de haber recibido leche de una nodriza, quizás hebrea convertida. En el fol. 18v.-rgr. dice el P. Uceda que E hacer estatutos prohi- j biendo el ingreso en las Ordenes: religiosas a los que descienden de judíos convertidos es «contra la opinión de muy gra- ves doctores, ansi anti- guos como modernos. Cierto, es cosa de grande admiración que hasta el dia de oy ninguno á escrito en esta materia que no defienda esta opinión que al presente yo voy confirmando, excepto un solo moderno (1), y aunque muchos en pláticas comunes tuvieron el contrario sentimiento, quando tomaron la pluma en la mano para escriuir en esta materia, no pudieron dexar de decir la verdad.» En la misma Sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional, núme- ro 4,189, existe un voluminoso Tratado apologetico en defensa de la Nobleza de España contra los calumniadores de ella y contradictores de los Statutos de las Iglesias, Collegios, Congregaciones y Ordenes Militares de estos Reynos. Esta obra está escrita principalmente contra un discurso del P. Fr. Agustín de Salucio, O. P., que había afirmado'que la nobleza Estella: Antiguo barrio judío (1) ¿Podría ser éste el P. Estella? Si escribió la obra que se supone, es extraño que no le cite, ya que Fr. Diego había muerto cuando escribía el P. Uceda, Y no vemos que hubiese motivos para no citarle, pues en el fol. 36rv, menciona a Fr. Alonso Lobo, que aun vivía, a quien condenó en Roma el Santo Oficio por haber dicho en un sermón que la Sede apostólica había confirmado una herejía al aprobar ciertos estatutos que excluían a los judios convertidos de los beneficios eclesiásticos y de las Ordenes religiosas.