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VGA UE ENAEN A RIO 67 para todo género de personas, porque en él enseña el verdadero amor de Dios, y los medios para alcancarle, y juntamente el verdadero sentido de muchos lugares de la sagrada Escriptura, como siempre lo haze el autor con su acostumbrado y elegante estilo en los libros de la Vanidad del mundo, y en la obra grande que compuso sobre el Evangelio de Sant Lucas, y en todos los libros que escrive». En 13 de julio de 1576 fué concedido al autor el Privilegio Real para la impresión. Dedicó las Meditaciones a doña Leo- nor de Eza, de la más ilustre nobleza de Navarra, y mujer de don Martín de Gaztelu. En la dedicatoria dice el P. Estella: «Hauiéndolas visto (las Meditaciones) algunos amigos mios, personas de sancto celo, les pareció ser dignas de sacarlas en público, y a su ruego, acordé de hazerlo, y dedi- carlas a v. m., cuyas heroycas obras y sanctos exercicios dan testimonio que abunda en su noble pecho este sancto y divino amor». En la edición de las Meditaciones hecha en Alcalá en 1597 pónese en los preliminares un Privilegio Real otorgado al P. Estella para poderlas imprimir por diez años. Dicho Privilegio fué expedido en Madrid a 27 de agosto de 1574, del cual inferimos que por este tiempo ya tenía terminada la obra, A principios del año de 1576 tenía preparado el P. Estella para la imprenta el Modus concionandi, como consta por los Reales Privilegios que aparecen en los preliminares de la primera edición. Dedicó esta obra al P. Fr. Alonso Gutiérrez, Ministro Provincial de la Provincia de Santiago, lo cual nos demuestra las amistosas relaciones que había entre los dos, Dice en la dedicatoria que se ha propuesto extirpar muchos errores y fan- tasías que se han introducido en la interpretación de la Sagrada Escritura, y al mismo tiempo dar algunas reglas a los predicadores para anunciar decorosamente la divina palabra. Añade al fin de este opúsculo seis ser- mones que había predicado en Salamanca en seis Domingos de Cuaresma, por la tarde. Estos sermones, en que expone el Salmo Super flumina Ba- bylonis, fueron escuchados con mucho agrado, de suerte que se sacaron copias innumerables y andaban de mano en mano entre los estudiantes de la Universidad. Dedica esta obra al P. Alfonso Gutiérrez, por estar repu- tado como el mejor predicador de su tiempo, de tal manera que era el pre- ferido por Felipe II para los sermones cuaresmales de la Real Capilla.

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