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66 FRAY DIEGO DE ESTELLA de derecho, ni audiencia para nuestros defectos ; los prelados solos, suma- riamente y por sus propias personas, o por sus Visitadores, oían sus causas, castigaban y remediaban lo que convenía. Y desta suerte se procedía en los monasterios, de mil y seiscientos años a esta parte ; pero lo que en estos reinos se introduce ahora es todo lo contrario..» Los trastornos ocasiona- dos en la Provincia de Andalucía y en otras los lamenta amargamente el P. Gutiérrez en su Memorial. «Los que tan desasosegadamente — dice-——andan por las casas y plazas, mesones y rincones, examinando las vidas de los frailes, nuevas y viejas, con deseo de saber y hallar mucho que tachar y que contar, acogiéndolo todo, de cualquier suerte que sea, como sea malo, sin mirar que los que lo dicen son tontos o locos o ciegos o apasionados o interesados en la ruina y destruición ajena, y así no es mucho que sientan las Ordenes en el alma la mucha mano que tienen en ellas hombres particulares, que por el mucho mal que han prometido descubrir de nosotros, se hallan prendados de ser zahoríes de nuestras vidas y hacer anatomía de nuestras honras y famas». El P. Estella no anduvo mezclado en estas enojosas cuestiones de reforma, en que tanto trabajó su amigo Fr. Alonso Gutiérrez, Provincial de Santiago, durante cuyo gobierno (1574-1577) fué comisionado por los Superiores de la Orden para arreglar la Provincia de Andalucía, cuya paz habían perturbado los seudo-reformadores. Mientras el P. Gutiérrez en- tendía en estos asuntos, residía habitualmente el P. Estella en el convento de Salamanca, y no sabemos que haya estado en Andalucía. La tempes- tad levantada en Sevilla contra Fr. Diego de Estella no estaba relacio- nada con la reforma de Fr. Diego de Buenaventura, sino con la censura de los Comentarios sobre el Evangelio de San Lucas, como luego diremos, y a esta cuestión, sin duda, obedecieron los frecuentes viajes de su her- mano don Martín a Andalucía. En esta prueba tan terrible los religiosos de la Provincia de Santiago no abandonaron cruelmente al P. Estella, pues, como se verá, le ayudaron y consolaron con todo el cariño de her- manos. ACTIVIDAD LITERARIA DEL P. ESTELLA Lo que sabemos de cierto es que durante el gobierno del P. Gutiérrez desplegó Fr. Diego de Estella asombrosa actividad literaria. A media- dos del año 1574 tenía ya terminadas las Meditaciones devotísimas del amor de Dios, que aprobó, por comisión del Provincial de Santiago, el P. Fr. Gas- par de Uceda, Guardián y Lector de Teología de San Francisco de Sala- manca. Dice éste en su aprobación que el libro «es muy util y provechoso
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