BCCPAM000R14-4-09000000000000

FRAY DIEGO DE:ESTELLA 49 ¿Hubo error al atribuirle esas armas? Quizás, pero no mala fe. La fie- bre de ser pariente de los parientes de San Francisco Javier, de la que con la galanura de siempre nos habló Campión en su conferencia del Gayarre, no existió hasta el siglo xvm. Cuando en 1569 se sustanció el pleito de hidalguía de Fray Diego y sus hermanos no hacía más que diecisiete años que el bienaventurado Padre Maestro Francisco gozaba de Dios. No hay porqué imputarles esta pequeña deslealtad histórica, sino creer que, equi- - vocados o no, se limitaron a transcribir las armas que trajo su abuela, o, sencillamente, a copiarlas de la casa de donde ésta procedía y que ellos, tan contemporáneos, no podían confundir. Estas razones nos inclinaron fuertemente a la opinión de que María Jasso fué hija del Doctor Juan hasta que un culto publicista xaveriano (1) nos puso en guardia contra ella y entonces decidimos estudiar la contraria. El P. Cros en su obra Saint'Frangois de Xavier. Son pays, etc., y en una nota final, se expresa así: «Notemos por fin que dando crédito a tradicio- nes de familia y sin apoyarnos en otro documento que la inscripción colo- cada en su retrato (lo más pronto en 1622) hemos dado a María Pérez de Jasso, indebidamente nos parece, el título de hermana de San Francisco Javier. Ciertos documentos recientemente descubiertos y que saldrán en el segundo volumen nos persuaden a creer que María Pérez de Jasso fué prima hermana, no hija del doctor Jassu». Estos documentos no han salido. La obra a que los destinaba el Padre Cros está inédita y el manuscrito, a lo que se nos dice, pasó a poder del P. Provincial de Toulouse. Basándose en ellos escribió el P. Cros su Saint Frangois de Xavier. Sa vie et ses lettres, en la que aparece una María Pérez de Jasso hija de Bernal y de María Marañón, hermana por consiguiente de doña Catalina, mujer de Nicolás de Eguía que ya estudiamos más arriba. Resulta muy extraño que en la enumeración de los hijos que tuvo de su esposo, Juan Cruzat, no aparezca María Cruzat y Jasso, la madre de Fray Diego. Pero aun descartando esta pequeña dificultad hay algo en la aser- ción del P. Cros que nos hace vacilar, Su afirmación no es todo lo cate- górica que quisiéramos. Hay en el texto francés un ce nous semble salvador que da pie a la impugnación. 3 Planteado así el problema, había que optar. No era cosa de presentar dos genealogías paralelas y diversas. Y nosotros hemos optado por seguir la tradición y las presunciones que fluyen de documentos oficiales feha- cientes, no sin que nos quede un presentimiento intranquilizador de que la razón está de parte del eminente jesuíta. Pero sin ver los documentos por él descubiertos — y que a nuestras pobres fuerzas no les ha sido posi- ble hallar — no podemos sentar, por falta de base, una doctrina que habría (1) Eljesuita P. Francisco Escalada.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz