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= 670 = Paulo IV, 1555-59, después de la paz ajustada con Felipe II y sin que para eso obstara el haber sido el Duque de Alba quien tuvo el dolor de acaudillar el ejército que fué á pelear con el del Papa y entró vencedor en Roma. Monarcas y Príncipes favorecidos con esta simbólica joya Entre los Monarcas y Principes ilustres favore- cidos, encontramos ejemplos más frecuentes de esta honrosísima distinción. La familia real de Francia la recibió con tanta frecuencia, que la ciu dad de Grenoble, capital del Delfinado, tomó rosas por escudo nobiliario de armas, en memoria de las repetidas veces que los Soberanos Pontífices distin- guieron á los Delfines con la Rosa de oro. Es en extremo notable la magnifica carta con la que el Papa Alejandro III envió á Luis VII, rey de los Francos, la Rosa de oro. El mismo Alejan- dro III la envió también al Rey Guillermo de Esco- cia en 1166; Urbano V, que en 1368 la dió en Roma á la Reina Juana de Sicilia, con preferencia, según dice Duchene, al Rey de Chipre, que estaba en esta ceremonia; Juan XXIII (1410-15) la ofreció al Rey de los Francos; Segismundo, emperador de Alema- nia, recibió en 1418 esta distinción del Papa Mar- tino V, quien después de bendecir solemnemente la Rosa simbólica y de mostrarla al pueblo, la llevó con gran pompa bajo palio acompañado de los Car- denales, Arzobispos, electores, toda la corte roma- na, y seguido por multitud de gentes del pueblo á dicho Emperador, que hallándose en cama enfermo la recibió con gran respeto y devoción; Nicolao V al Emperador Federico; Julio 11 al Rey de Portu- gal D. Manuel; Pío IX á la Reina de las dos Sici-

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