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= 619= La donación de la Rosa de oro no es una cere- monia que se celebra todos los años, como algún escritor ha dicho, sino que sólo tiene lugar en los años que el Papa lo cree conveniente. Ya hemos dicho cómo y en qué momento se en- tregaba la Rosa de oro en los primeros siglos de que tenemos noticia sobre esta ceremonia. Durante muchos años fué agraciado con este obsequio precioso el Prefecto de Roma ó algún Príncipe cristiano de los que asistian al acto de su bendición y procesional traslación. Después se fué introduciendo la costumbre de enviarla á un mo- narca ó príncipe, que aun cuando no asistiera á esas ceremonias, era, sin embargo, á juicio del Papa, digno de este obsequio que le enviaba como premio de su adhesión á la Santa Sede, por sus hechos no- tables en pro de la Iglesia, ó por sus virtudes. Asi se viene haciendo desde el siglo XI. En efecto, ya por aquel tiempo, enel año 1096, el Papa Urbano 11, después de celebrar el Concilio de Tours, en que confirmó los acuerdos del de Cler- mont relativos á la primera cruzada, regaló á Ful- cón, Conde soberano de Angers, la Rosa de oro. Es una gloria para España y su corona el hecho de que el primer documento verdaderamente so- lemne é incuestionable en el que ya no sólo se da cuenta de la bendición y entrega de la Rosa de oro, sino que se explica su significación, sea dirigido á un Rey de Castilla, preclaro por sus hazañas y me- morable por su gloria, el gran Alfonso VII el Em- perador, que mereció del Papa Eugenio III el ho- nor de recibir en 1152 esta ofrenda con una carta, en la que, después de confirmar al Primado de To- ledo, explica el simbolismo de la Rosa de oro.

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