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mayor tamaño en medio, que era lo que represen- taba el simbolismo que dejamos explicado, así como las espinas nos recuerdan aquella corona que en- sangrentó la cabeza del Redentor. En la Edad Media, y cuando la Iglesia poseía cuantiosas riquezas, la Rosa, siempre de oro, se esmaltaba ó teñiía de color de rosa. Poco á poco fué desapareciendo esta costumbre, y en vez de teñirla se adornaba de multitud de piedras precio- sas, significando con este valioso fulgor la luz in- extinguible en que habita el que es Luz de luz y Dios verdadero. A veces se ponía en medio un rubí ó zafiro en forma de corazón, como representación y emblema del Sacratísimo Corazón de Jesús: así se hizo en 1564, en que Pio IV envió la rosa de oro á la República de Luca. Día en que se bendice la “Rosa de oro,, El acto de la bendición se verifica y se verificó siempre, según el Pontifical romano y afirman sus comentaristas y glosadores, en el domingo cuarto de Cuaresma, por lo cual sele llama Dominica me- diana, porque en él se promedia el tiempo cuadra- gesimal; Domingo de la Rosa porque en él se la bendice, y también Domingo de Letare porque en él canta la Iglesia, en el introito de la Misa, Leeta- re Jerusalem, alégrate Jerusalén. Solemnidad de la antigua liturgia de esta ceremonia En la Edad Media, la bendición de la Rosa de oro constituía de las de mayor pompa y esplendor. En aquel tiempo en que el Papa residía aún en el palacio de Letrán, salía de éste con brillante co-
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