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— 667 = cuando ya, entre sufrimientos, mortificaciones y penas, se nos viene aproximando la muerte, Gran- dioso pensamiento que un ilustre poeta expresó en los términos siguientes, hablando de la rosa: que «apenas nace, cuando muere á penas». Por esto, según enseñan los mismos Soberanos Pontífices en las alocuciones pronunciadas al cele- brar este acto, y en las repetidas cartas que diri- gían al agraciado con esta preciosa dádiva, la Rosa de oro representa á Nuestro Redentor, quien dijo: «Yo soy la flor del campo»; y representa tam- bién la Pasión y gloriosa Resurrección. No es esta sola idea simbólica lo que tan bella flor nos mani- fiesta en la Religión cristiana, pues que la vemos también en la letanía lauretana representando á la Santísima Virgen bajo las palabras: Rosa mys- tica. Forma y materia de la “Rosa áurea,, La Rosa áurea ha sido siempre una riquísima joya toda ella de oro, como simbolo de la Divini- dad y en representación de que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de los señores. Moisés puso por orden de Dios sobre el arca una corona de oro, cuyo simbólico homenaje ya le rindieron los Reyes Magos. Sin embargo, de ser siempre de oro esta osa desde los primeros tiempos de que existen noticias de esta ceremonia hasta nuestros días, ha variado, según las épocas, el gusto de los artistas y las cir- cunstancias de la Santa Sede. Generalmente, no es una sola rosa lo que cons- tituye el objeto simbólico de la ceremonia, sino un ramo de rosas y espinas de oro con una rosa de

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