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OS = 650) = tres divinas personas formaron un cuerpo de la pu- rísima sangre de María Santísima; al mismo tiem- po criaron un alma racional que unieron á este cuerpo; y á este cuerpo y alma unidos se unió en el mismo instante la segunda persona de la Santi- sima Trinidad, que es el Hijo de Dios, y asi quedó Dios y hombre verdadero para poder morir por nosotrog y salvarnos. Visitación.—Luego que se vió Madre de Dios, sabiendo por el ángel que su prima Santa Isabel, mujer de Zacarias, estaba en Cinta del precursor Juan, marchó con José á visitarla en Hebrón, ciu- dad de Judea, distante casi cuarenta leguas de Na- zareth. Con su presencia fué santificado el niño Juan en el vientre de su madre Isabel: ésta entendió el mis- terio, y exclamó atónita: «Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vien- tre;» toda la casa se regocijó, y la Virgen alabó: á Diós con el cántico del Magnificat. Nacimiento del Bautista. —Pasados tres meses en casa de Isabel, nació el Bautista; Zacarias, su padre, recobró el habla; vino José á Hebrón por su Esposa, y se volvió con ella á Nazareth, dejando la Virgen llena de gracias y bendiciones á Isabel y toda su casa. Vuelta á Nazareth.—Al cumplirse los nueve me- ses de su misterioso preñado, le fué preciso ir con José á Belén de Judá para empadronarse y pagar el tributo, por mandarlo así el Emperador de Roma. Después de cinco dias de camino llegaron á Be- léb de noche, registraron sus nombres en el padrón público, pagaron el fisco, y no encontrando posada

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