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=.002 = dose las oficinas de gente inepta, sin más méritos que el ser conspiradores de oficio, mientras que los republicanos, menos atendidos, se preparaban á echar del comedor á los recién llegados. Estos principiaron á tratar de afianzarse poniendo A yun- tamientos á Su gusto, y comenzando el periodo que les plugo llamar constituyente. Elegidos los Ayun- tamientos por sufragio universal, los republicanos quedaron dueños de casi todas las capitales y otros muchos pueblos importantes de España. Las elec- ciones hechas enseguidas á principios de año, ado- lecieron, como siempre, de la influencia moral. En Toledo y en otros puntos donde los católicos ó los carlistas quisieron hacer valer la gran superiori- dad de sus votos, fueron maltratados escandalosa- mente. Sabiéndose que las Cortes romperían la unidad religiosa y plantearían la libertad de cultos, se formó una Asociación de católicos, cuya presiden- cia se dió al señor Marqués de Viluma. Esta pre- sentó á las Cortes el día 6 de abril una exposición con tres millones y medio de firmas, á pesar de las prohibiciones y amenazas que en varias partes se permitieron algunas autoridades. En el parlamen- to defendieron la unidad religiosa los señores pre- lados de Santiago y Jaén y el magistral de Vitoria señor Manterola. Más todo fué en vano. La unidad religiosa quedó rota; varios diputados republica- nos (Suñer, Quintero y Pí Margall) se declararon ateos; el pais les escuchó con horror, y desde aquel día (28 de abril) principiaron en todas las iglesias de España funciones de desagravios. La Constitu- ción quedó sancionada el día 1 de junio. El gobierno exigió se jurase la constitución. El

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