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= 690)= cuna de la libertad española, el pueblo de donde salió el grito sarcástico de ¡España con honra! pa- gaba su merecido el día 1.” de enero de este año. Pero era de rigor también que el gobierno que combatía á la revolución fuese más revolucionario que ésta misma, y que al combatirla militarmente la fomentara moralmente. Con fecha de aquel mismo día se dió por el mi- nistro Ruiz Zorrilla, el decreto para despojar á las Iglesias de sus archivos y curiosidades arqueológi.- cas. Mientras que las tropas del gobierno batían en Cádiz á los que allí, como en Jerez, Ante- quera, Málaga y otros puntos de Andalucía, que- rían repartirse lo ajeno, el gobierno mismo se apropiaba en Madrid lo que no era suyo, sino de la Iglesia. Al llevar á cabo aquella medida, indignáronse los pueblos, que miran como propias las riquezas de sus iglasias, y en algunos de ellos costó trabajo contener su indignación. Menos felices los de Bur- gos, vieron arrastrar el cadáver del Gobernador civil, asesinado en los claustros de la catedral por malhechores bien conocidos: el principal de ellos había querido oponerse en septiembre al paso del General Calonge á combatir la rebelión de Santan- der. Con todo, se culpó de ello al clero y á la di- suelta sociedad de San Vicente de Paúl, y la pren- sa revolucionaria sostuyo aquella calumnia á sa- biendas. El expediente descubrió la verdad. En Madrid, el día 27 de enero, fué atacada la Nunciatura por más de dos mil revolucionarios, y llevaron arrastrando las armas pontificias, que fue- ron quemadas frente al Ministerio de Gracia y Jus- ticia, Tal fué el comienzo del funesto año 1869,

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