BCCPAM000R14-3-06000000000000

=E ls EA E a o ee Y y | Í ¡JE 1) = 8 = le dije: —¡Animo! no se trata aquí de vos, sino de la Iglesia y del porvenir del mundo.—A estas pa- labras no pudo contestarme nada, sino que levan- tó los ojos al cielo para implorar la asistencia di- vina.>» Si su emoción, y en carácter tan enérgico, ha- bía sido grande en la Capilla, ya se puede adivi- nar lo que sería en el retiro de su aposento donde dió rienda suelta á sus sentimientos. Sobre este punto, otro Cardenal francés, Monseñor de Bonne- choso, Arzobispo de Rohán, nos dá gráfica y au- téntica noticia de lo que advirtió aquel día en el Cardenal Pecci. «El Cardenal Pecci, dice, que la tarde del primer día tuvo la mayoría de los votos, estaba al siguiente día por la mañana pálido y asustado. Antes de empezar la votación se fué á uno de los miembros más venerados del Sacro Co- legio y le dijo:—No puedo contener mis sentimien- tos; tengo que dirigir algunas palabras al Sacro Colegio, porque temo que van á cometer una triste equivocación. La gente piensa que soy un hombre sabio, instruido, me da la fama de inteligente y no soy ni lo uno ni lo otro. Ni soy instruido ni tengo talento. Ellos suponen que tengo las cualidades necesarias para ser Papa y no hay nada de eso. Esto es lo que necesito decir á los Cardenales.— Afortunadamente el otro le replicó: Respecto de vuestra instrucción no sois vos, sino nosotros los que podemos juzgar, y en cuanto á las cualida- des necesarias para ser Pontífice, Dios sabe cuáles son en cada época. Dejadlo todo á Él». En la inmediata votación quedó elegido con ex- ceso de votos. José Sarto, Pío X, sucesor de León XIII, al ver

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz