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= 549 == tione Romani Pontificis» dada en marzo de 1621, arregló definitivamente el orden y la disciplina del Cónclave, tal como existe al presente. Hecha la distribución de celdas por números sorteados, los Cardenales creados por el último Papa, mandan cubrir las suyas de estameña mora- da (es su luto), y los de creación anterior de esta- meña verde. Ciérranse todas las entradas de aquel recinto, no quedando practicable mas que una puerta que sirve para introducirá los Cardenales que van lle- gando luego de empezado el Cónclave, ó para fran- quear la salida á los que pudiesen verse en la pre- cisión de salir antes de concluir la elección. Un Principe Guardián del Cónclave, en virtud de su oficio, cuida de que la clausura sea perfecta, y to- ma para esto todas las precauciones necesarias. A la hora prefijada sale 4 cumplir su deber. Va de gran uniforme, acompañado de sus cuatro capita- nes ó ayudantes, seguido de una escolta de nobles ó guardias suizas, y un cuerpo de criados vestidos de gala, y avanza por los anchos corredores hacia la gran puerta que cierra todo el Cónclave. En el frontispicio le espera ya el Cardenal Camarlengo acompañado de los Cardenales presidentes, de los tres órdenes cardenalicios, Obispos, Presbíteros y Diáconos. Después de los saludos usuales se cierra la puerta, echando el Camarlengo una llave por dentro y otra el Príncipe por fuera. Las dos llaves se guardan bajo custodia, en una bolsa de tercio- pelo. Pueden comunicarse con el exterior por me- dio de ocho tornos. Este es el momento en que queda instalado el Cónclave. El Camarlengo, acompañado de los tres Cardenales de sus respec-

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