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= 55 = apóstol de las Indias, á Luis Gonzaga, ángel en carne humana, á Vicente de Paúl, á Teresa de Je- sús, á centenares y á millares. Presente la rama separada del catolicismo, presente el protestantis- mo ni secta ninguna, uno de esos frutos de santi- dad, de pureza, de amor de Dios y del prójimo, que el Señor sólo se complace en enviar á la Igle- sia católica. Fórmese una congregación como la forma Roma, de amigos y enemigos para juzgar y fallar del heroísmo de cada virtud, pasando luego á los-milagros que los pueblos hayan atribuido al difunto separado de la Iglesia. ¿No tienen que pre- sentar en pro de su doctrina? Están juzgados. ¿Tie- nen y no las presentan? Inútilmente pierden el tiempo los Doctores y Pastores protestantes estu- diando, argumentando y buscando siempre razo- nes contra la Iglesia. Un hecho vale por cien razo- nes. Presenten uno solo en los siglos que llevan de existencia, y suyo es el triunfo. Pero no lo tienen, y por esto mismo niegan que los tenga la Iglesia, como si pudiesen negar que ya antes del protestantismo los tenía, y se irritan cuan- do la Iglesia habla de ellos, y quieren desfigurar- los, y nos los devuelven y tiran al rostro llamán- doles alucinaciones en vez de milagros. Vengan á Roma los enemigos de la Iglesia, abran los proce- sos de los santos, examinen las Bulas de canoniza- ción, revuelvan los archivos, tomen en sus manos los gruesos volúmenes de tantas causas ventiladas; acrisolen con el poder de su crítica los sucesos mi- lagrosos que contienen, combátanlos, deshágan- los, calúmnienlos, levanten nuevas dificultades que hayan «escapado á la inexperiencia del Cardenal del diablo, acrisolen su verdad histórica, impug- ad