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= 5N= ces) se da por vencido, ya puede cualquier incré- dulo, cualquier sapientísimo pastor Protestante, reemplazarle en la labor, á ver si lc deja aver- gonzado por poco instruido, avisado y diestro. El calor de la discusión no se enciende por vía de pasatiempo. Todo queda minuciosamente escrito. E) secretario levanta el proceso verbal, el notario extiende la minuta de lo actuado; así los jueces se hallan capaces de examinar por sí, ese es su deber, con la lectura las discusiones, y de apre- ciar con más rectitud el valor de los argumentos. Para no exponerse á consejos apresurados, tienen personas de ilustrada competencia á quien pedir solución de las dudas, procuradores, jurisperitos, intérpretes, médicos cirujanos, matemáticos, fisi. cos, astrónomos, geólogos, químicos, naturalistas; sujetos todos elegidos entre lo más grave de cada profesión, á cuyas puertas llama la recelosa pru- dencia para deliberar lo mejor en el caso presente y formular con más acierto la resolución. Aun formulada por los particulares, la resolución, no se pone fin en dos días al suceso. 13l tiempo es el principal consejero. Causas hay de bcatificación ó canonización que duran cincuenta, ciento, dos- cientos años, y aún más; los siglos se consumen en millares de consultas, en reiteradas compul- saciones, en minuciosos procedimientos, en recti- ficaciones y enmiendas, en traslados y probanzas de testimonios; todo con tanta madurez y lentitud, con tanto vigor y esmero, que la rectitud de los tribunales civiles es en su comparación sombra de prudencia y justicia. De modo que si damos por sospechosa la ver- dad histórica y filósofica de un milagro así venti- e be Ber; '' Ñ pl mb A PX PPP PF [O tr or ll 1 dear UI

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