BCCPAM000R14-3-06000000000000

= BOS se les concedió la gracia. La Iglesia sabe muy bien esto, y adorando las providencias de Dios, y sin más especificación, los honra á todos, canonizados ó nó, el día de Todos los Santos. Pero viniendo al particular, son necesarios mi- lagros y virtudes á la vez para colocar en los al- tares á los fieles que mueren en gracia de Dios. La gloria en la Iglesia triunfante se logra perseveran- do en gracia de Dios hasta el término de la vida; pero la gloria en la Iglesia militante se funda en testimonios de costumbres puras y señales mila- grosas. Así procedió siempre la Sede Apostólica, diciendo que no puede declararse á uno santo, sino averiguando con entera certeza las obras de pie- dad en vida y sus milagros después de la muerte. Singular miramiento resplandece en el proceder de la Iglesia romana antes de canonizar la santidad de sus hijos; excelencia de virtudes exige, y mila- gros indubitables requiere, y con estos indispensa- bles requisitos, al paso que afianza en nuestro pe- cho la certeza de su gloriosa inmortalidad, funda nuestra veneración en solidez de motivos. Prime- ramente investiga la indole de las obras virtuosas ejecutadas por el difunto, sin tener consideración á milagros que en vida pudo obrar; afianzado el' pie en este supuesto, y definido el grado heróico de perfección que alcanzó en su vida mortal, ábre- se el examen de las maravillas hechas á invoca- ción suya después de muerto, con que precedieron merecimientos justificados, y siguiéndose verídicos testimonios de milagros, puede la recta razón juz- gar concienzudamente de la santidad sin peligro de error, y la devoción de los fieles puede venerar sin riesgo de supersticiosa temeridad al que Dios

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz