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— 495— ral, tan necesario para ejercer su supremacía es- piritual: tales son las armas que se han empleado para destruir la Iglesia de Dios, que, firme é in- quebrantable, ha aparecido tanto más pujante y vigorosa cuanto más encarnizada y terrible ha sido la persecución. En esta espantosa lucha en que no ha habido tregua ni descanso, se han empleado contra la Es- posa de Jesucristo y durante diecinueve siglos toda clase de persecuciones para combatirla, pero las puertas del infierno no prevalecerán. La Iglesia triunfará, porque Dios permite que sea combatida, pero no consentirá que sea venci- da. La Iglesia es una milicia santa, establecida por Jesucristo para combatir, y el destino del sol- dado es luchar y su gloria vencer. La Iglesia está luchando y venciendo desde el primer día hasta hoy, siglo XX, y la lucha y la victoria la han pu- rificado y fortalecido, aumentando además prodi- giosamente de siglo en siglo el número de los fie- les, según la estadística siguiente: CRISTIANOS Siglo Eos 500.000 1 Siglo XI. .- 70.000.000 > 1"; 2.000.000 | » XII. . 80.000.000 » ¡A 5.000.000 > XIII. . 85.000.000 » IV. . 10.000.000 | » XIV. . 90.000,000 » V. . 15.000.000 » XV. . 100.000,000 > MEE 20.000.000 » XVI. . 125.000 000 > VII. . 25.000.000 » XVII. . 185.000.000 > VII. . 80.000.000 | » XVIMN. . 250.000,000 » IX. . 40.000.000 > XIX. . 270.000.000 » X. . 56,000,000|

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