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y —= 4992 — creía el árbitro del mundo, es vencido en su in- mensa soberbia; y pulverizado por los fervorosos católicos alemanes, tiene que devorar su derrota, y cuando se cree más necesario al imperio, viene el joven emperador Guillermo, prescinde de él con admiración del mundo, y tiene que acabar sus días arrinconado en el año 1898. Para los grandes so- berbios no hay muerte más dolorosa que la humi- llación en vida. CÁNOVAS DEL CASTILLO. El monstruo de inteligencia, pero mal aprove- chada, el hombre que más daño hizo á España en el siglo XIX consolidando todas las libertades de perdición de la Revolución de septiembre. Tenien- do en su mano la felicidad de la patria, apoyando la religión con su omnipotente autoridad, rompe la unidad católica y abre las puertas de la le- galidad al protestantismo. Muere asesinado el año 1897. Don F. R. R. quiso:erigirle una estatua. ¿Qué hubiera levantado el gran Felipe II para quien en España autorizara la apertura de capillas protes- tantes? La Iglesia española no le debe nada; en cam- bio el liberalismo y el protestantismo no le pagan sus servicios trasladando sus restos al: panteón de hombres ilustres en Atocha, ni erigiéndole mo- numento público, ni creando para sus herederos el ducado de Cánovas, retribuido por la nación. CRISTINA DE BORBÓN. Princesa napolitana, instrumento de revolución religiosa y política, en cuya regencia se atropella á la Iglesia, se asesina á los religiosos, se roban los bienes eclesiásticos, y se incendian los conventos:ó