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= 468= «Portugal tiene aún abiertas las heridas que le ha inferido el despotismo ciego y sin medida de ese ministro caído. Era enemigo de la humanidad, de la Religión, de la libertad, del mérito y de la vir- tud.» Todo se le pudo probar ante el Juez, al impío que nada había podido probar contra los Jesuítas, ni del Paraguay, ni de Portugal, ni de Francia, el Nápoles, Sicilia,ni España. Murió el impío oprimido ll por su ignominia y por la rabia de ver acreditadas sus víctimas, el año 1782. ! PRINCESA DE LAMBALLE, MASONA. La revolución francesa es el suceso más grande que el espíritu del mal ha realizado en la edad presente, y acaso la persecución más terrible de cuantas se han dirigido contra la Iglesia. Francia, que había sido durante tantos años la cátedra de escándalo de Volter y sus discípulos y el lugar de sus triunfos y de su apoteosis, debía ser también el teatro de los horrores de aquella idea | infernal que había engendrado y que debía produ- UN cir una catástrofe cuyos detalles horrorizan y cu- Ú vas consecuencias causan hace un siglo la desgra- 1 cia de todo Europa, y aun pudiera decirse que de* casi todo el mundo. 1h] Padeció la sociedad y padeció sobre todo la Iglesia más de lo que había padecido con todas las crueldades, persecuciones y tiranías de todos los emperadores romanos. Los causantes fueron también recibiendo á su vez el condigno castigo. Una de las primeras víctimas fué la princesa de Lamballe, ornato de aquella corte frivola é in- crédula, que precipitó con sus desaciertos el triunfo UN

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