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= 457 = testante, conservó intacta la unidad de sus creen- cias, gracias al gran Felipe II, constituyéndose en valeroso adalid de la fe católica, en aquella época funesta en que suscitaba el infierno una nueva guerra contra la Iglesia de Jesucristo. No obstante, aunque pocos, hubo algunos espa- ñoles que hicieron causa común con la Protesta, entre los cuales figura Miguel Serveto, que nació en Villanueva (Aragón) 1509. La vida herética de Serveto comenzó en tan temprana edad que ape- nas tenía veinte años cuando su temor á la Santa Inquisición le obligó á huir y refugiarse en Fran- cia. A no ser por este temor á la justicia humana, es indudable que Serveto habría suscitado en su patria las perturbaciones religiosas que Lutero y Calvino promovieron en Alemania y Suiza. ¡Bendi- to sea aquel temor despertado, y bendito mil veces aquel Santo Tribunal, tan mal entendido y tan ca- lumniado, que conservaron incólumes en España la paz pública y la unidad de la fe, cuando Euro- pa entera ardía en una guerra religiosa y san- grienta! Serveto recorrió varias naciones hablando, es - cribiendo y defendiendo horribles herejías. Calvino le condenó á morir quemado vivo porque el pro- testantismo de este hereje no era lo mismo que el suyo, y hasta presenció su ejecución, en Ginebra, el año 1553. Tomás CRAMMER, ARZOBISPO DE CANTORBERY. El que protegió los amores ilícitos de Ana Bole- na y Enrique VII, y abogó después y hasta fué á Roma á defender el divorcio injusto con Catalina. Fué quemado vivo por mandato de la hija de Eúrique; el año 1556.
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