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= 455= que el sabio Seludio, durante su residencia en Fri- burgo, estudió, según el documento inédito, escrito del citado criado de Lutero, que publicó en sus Prescripciones, (Amberes, 1606) y del que extrac- tamos lo siguiente: «Mi conciencia y vuestros rue- gos me alientan para resistir la indignación de los hombres, y más me anima á decir verdad el res- peto á Dios omnipotente y á sus santos. A pesar de las terribles amenazas que me han hecho los prín- cipes de Alemania si revelo la verdad sobre la muerte de mi amo, publicaré, para gloria de Jesu- cristo y edificación de la república cristiana, lo que yo mismo he visto y dije á los principes reuni- dos en Eisleben. «Martín Lutero, hallándose en Eisleben en compañía de los más ilustres señores de Alemania, se dejó dominar por su habitual in- temperancia, y completamente borracho tuvimos que acostarle en su lecho. Nos retiramos y nos acostamos todos tranquilamente. Al ir por la ma- ñana á vestirle, según costumbre, le hallé ahorca- do en su alcoba. Avisamos á los Príncipes y éstos nos amenazaron con terribles castigos si publicá- bamos su desastroso fin, comprometiéndonos á de- cir que había muerto súbitamente. El temor, el respeto humano, la esperanza de un lucro, sellaron nuestros labios, y la Religión y los remordimientos de la conciencia, al fin, nos han obligado á declarar la verdad». Hasta aquí la re- lación del criado de Lutero. En resumen: el jefe del protestantismo, traidor á la Iglesia, se ahorcó como Judas. Catalina de Bora, su engañada amante, murió el año 1552 de la caída de un carruaje, después de haber vivido años en una miseria tan grande que y a zs* y o cra