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= 416= Galias y la Gran Bretaña; Licinio, creado César por Galerio para lliria, y Maximino Daza, que reinó en Asia, en Oriente y en Egipto. Majencio, fiel á las tradiciones de su padre, persiguió á los cristianos con sangrienta saña. El Papa S. Marcelo, hecho criado y esclavo del em- perador, fué destinado á cuidar las caballerizas reales, y cuando rendido no pudo más, condenado al último suplicio. Majencio, arrastrado por la am- bición de reinar solo, declaró la guerra á Constan- tino. Este se adelantó hasta cerca de Roma con su ejército, pero viendo era muy inferior al de Ma- jencio, invocó al Dios de los cristianos, á quien su padre Constancio Cloro no había perseguido, pi- diéndole la victoria. Entonces se realizó el mila- gro de la aparición de la santa cruz al emperador y á su ejército, que dió la victoria á Constantino y la paz á la Iglesia. Eusebio de Cesarea asegura que el mismo Cons- tantino le había referido y afirmado con juramen- to, que antes de la batalla se le apareció en el cielo una cruz resplandeciente y estas palabras: in hoc signo vinces, y que á la noche siguiente había visto en sueños á Jesucristo que le ordenaba lleva- se una bandera conforme al signo que se le había aparecido. Constantino lo hizo. El emperador Majencio, á quien los oráculos habian prometido la victoria, salió de Roma y pa- só el Tíber con sus tropas, dejándose detrás un puente de madera, dispuesto de modo que pudiera hundirse en un momento dado. Su intención era obligar á Constantino á pasar este puente para precipitarle con sus tropas. El tirano fué cogido en sus propias redes; pues derrotado por Constan-

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